Victor Wembanyama, nacido en Nanterre en 2004, es el nuevo fenómeno del baloncesto mundial, un talento que parece hecho de agua por su movimiento fluido y grácil en la cancha. Con sus 2,20 metros de estatura y una envergadura que supera los 2,40 metros, Wembanyama muestra una destreza que ha hecho a muchos preguntarse si representa un salto evolutivo en este deporte. Más allá de sus habilidades, la forma de describirlo recurre a términos como “unicornio”, “extraterrestre” o “alien”, ya que parece estar más allá de lo que hasta ahora considerábamos humano.
Su coordinación y equilibrio recuerdan a jugadores de menor estatura, y su estilo para lanzar al aro es tan natural y ligero como el de un alero. Wembanyama es una combinación extraordinaria de genética y técnica que lo convierte en una auténtica rareza, un “gigante líquido” en el sentido más literal.
Faltan nueve meses para que Wembanyama sea el número uno en el draft de 2023, pero ya está moldeando su carrera hacia la NBA de una manera que ningún otro joven europeo había hecho. Este año decidió dejar el ASVEL, un equipo de la Euroliga, para unirse al Metropolitans 92, que no participa en competiciones europeas. Con menos partidos y más oportunidad para destacar, ha podido también hacer una gira promocional en Estados Unidos en plena temporada, mostrando un enfoque inusual para una estrella en desarrollo.
Más que un ‘unicornio’
La NBA también parece tratar a Wembanyama como si ya formara parte de sus filas. Esta semana, organizó dos partidos en Las Vegas entre su equipo, el Metropolitans 92, y el G-League Ignite, donde también juega Scoot Henderson, otro talento prometedor de su generación. Entre los espectadores estuvieron grandes figuras como LeBron James, Anthony Davis, Chris Paul y Devin Booker, quienes reconocen el potencial del joven francés y lo ven como uno de los suyos.
Para describir a jugadores de habilidades únicas y extraordinarias, la NBA ha popularizado el término “unicornio”, una denominación acuñada por Kevin Durant para describir a Kristaps Porzingis. Sin embargo, LeBron James va un paso más allá al referirse a Wembanyama como “alienígena”. “Nunca hemos visto a alguien tan alto, y al mismo tiempo tan fluido y elegante en la pista. Es un talento generacional”, afirma LeBron, destacando el carácter excepcional del joven jugador.
El talento de Wembanyama no es una casualidad; lleva el deporte en sus genes. Su madre, Elodie de Fautereau, fue jugadora de baloncesto y su primer vínculo con este deporte, y su abuelo también fue una influencia. Sin embargo, su crecimiento espectacular también influyó en su elección. Antes de dedicarse al baloncesto, Wembanyama practicó judo, fútbol como portero e incluso atletismo, siguiendo los pasos de su padre, Félix Wembanyama, un saltador de origen angoleño que le enseñó a correr. Estos antecedentes ayudan a explicar la facilidad con la que se desplaza en la cancha.
El fenómeno Wembanyama no ha surgido de la nada. Con solo 10 años, ya formaba parte de la cantera del Nanterre y, a los 14, el FC Barcelona intentó ficharlo. En 2018, el equipo catalán le invitó a participar en la Minicopa, un torneo juvenil en el que también compitió Luka Doncic en su momento con el Real Madrid. Sin embargo, cuando llegó la hora de avanzar en su carrera, Wembanyama y su entorno decidieron continuar en Francia, primero en el Nanterre 92 y luego en el ASVEL.
La temporada pasada fue decisiva en su ascenso. Brilló especialmente en el Mundial sub-19, donde protagonizó un enfrentamiento épico en la final contra Chet Holmgren, el número dos del último draft.